jueves, 25 de julio de 2013

La Era de la Información

Nuevos mecanismos de control


    ¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás pensando? ¿Dónde estás? ¿Con quién estás? ¿Qué vas a hacer hoy? Estas son algunas de las preguntas cuyas respuestas podemos encontrar en estados de Facebook, difusiones en Twitter, publicaciones en Waze y una incontable cantidad de redes sociales y aplicaciones que, según sus creadores, han sido concebidas con el fin de facilitar la comunicación, compartir intereses y relacionarse con otras personas, dar a conocer nuestros gustos. Sin embargo, ésta sería una primera pantalla o escena de las funciones que pretenden cumplir las redes sociales. Más allá, podemos observar una segunda pantalla: la utilización de las redes y aplicaciones como herramientas publicitarias a través del tracking de navegación (búsquedas realizadas en Google, sitios visitados, hashtags utilizados en Twitter) que almacena información sobre las preferencias y tendencias de los usuarios para así generar contenido publicitario personalizado. Por último, aparece la tercera pantalla, la más preocupante, ya que atenta contra nuestra privacidad: las redes sociales como nuevos mecanismos de control. 

   En las sociedades disciplinarias de Occidente (Foucault; 1976), surgen mecanismos de poder elementales en el funcionamiento del capitalismo, cuya función es administrar la vida (prolongarla, multiplicarla, ordenarla, regularla) y su principio rector es el poder matar para poder vivir (“la muerte de unos garantizaría la vida de otros”). Desde entonces, el poder está y se ejerce en el nivel de la vida. 


      Para alcanzar la invasión total de la vida, este poder recae a la vez sobre el cuerpo individual y el colectivo, a través de las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población, respectivamente. Ello lo consigue mediante las instituciones de encierro (cárceles, escuelas, hospitales, fábricas, universidades), configuradas desde un panóptico: el punto que todo lo ve y que controla todos los espacios de dichas instituciones. Las miradas incitan efectos de poder, moldean conductas. Al sabernos observados, nos autodisciplinamos, sin necesidad de la presencia física de quien observa.
   Pero las sociedades disciplinarias quedaron atrás, pues hoy un nuevo régimen de dominio tiene lugar: las sociedades de control. Un control sinfín, permanente e instantáneo que opera mediante la informática. Y del cual no somos conscientes. 
   El pasado 10 de junio, una serie de notas publicadas en los diarios The Guardian y The Washington Post provocaron un gran revuelo internacional al informar que la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (NSA por sus siglas en inglés) habría tenido acceso directo a nueve de las empresas más importantes de internet, entre las que figuraban Facebook, Google, Microsoft y Yahoo!, mediante la utilización de un programa llamado PRISM, el cual permite a la NSA y al FBI acceder a correos electrónicos, chats y otras comunicaciones de manera directa mediante los servidores de dichas empresas.

      A diferencia de lo que solemos creer, en los entornos virtuales no somos seres “en libertad”. La vigilancia subsiste allí y, a mayor cantidad y continuidad de movimiento, mayores posibilidades (o canales) de vigilancia. Desde los espacios virtuales se ejerce un control sobre el movimiento de la información, al tiempo que se delinean los trayectos de circulación para acceder a ella y, a la vez, generar más información. El libre movimiento de los usuarios es promovido para luego ser rastreado, gestionado, codificado e interconectado. Este poder se desenvuelve en lo virtual, pero la sociabilidad que atraviesa esos espacios, “poblados de presencias invisibles” (Tirado; 2008) en conexión permanente, hacen de lo virtual una “vía de acceso a lo real”.

      Con una frecuencia mayor de la que suponemos (es decir, a cada minuto), contribuimos a la vigilancia que, desde los nuevos mecanismos de control, se ejerce sobre nosotros. Las redes sociales son uno de los más poderosos, con ejemplos como Facebook, Twitter y Google, que son utilizadas por una enorme cantidad de personas. Sin embargo, no son los únicos, ya que al mismo tiempo existen diferentes aplicaciones como Waze, Foursquare y Skype.
                     "Waze, sabemos dónde estás. Todo el tiempo".  

      Estos hechos son parte de una naciente cultura de la simulación (Tirado; 2008), que nos ubica en una realidad intermedia que ata lo virtual a lo real (de pronto, lo que ocurre en Facebook no es puramente virtual, sino que forma parte de nuestra realidad) y nos condena a una participación obligatoria (una vez dentro de las redes sociales, es imposible no relacionarse). 
Nos hallamos ante la disolución de la línea divisoria entre pares opositivos, que aparentaba ser irrebatible en tiempos no muy lejanos (Sibilia; 2005). Un caso es el par masas/individuo. En estas sociedades de control, el dispositivo de poder no está dirigido al cuerpo, no busca modelar un individuo determinado. Ya no hay distinción entre el individuo y las masas (Deleuze; 1990), sólo ondulamos en y fuera de un tiempo-espacio como pura información, identificables mediante una contraseña que además nos hace manipulables. Para acceder a nuestra cuenta de Facebook o de correo electrónico, es necesario  ingresar un password o contraseña  que funciona como un código identificatorio dentro de la virtualidad, es decir, nos brinda una especie de identidad virtual. A su vez, ingresar nuestra contraseña permite la localización de la trayectoria que realizamos, tanto dentro como fuera de la virtualidad, y al mismo tiempo traza un mapa de navegación al que no podemos acceder (y que por ello desconocemos) que es almacenado en una base de datos y que funciona como un silencioso e imperceptible agente de vigilancia que conoce todos nuestros pasos y a su vez permite marcar y predecir cuál será nuestra posible trayectoria de navegación.

     Con el surgimiento de redes sociales como Facebook o Twitter y gigantes como Google, los límites entre público/privado también han entrado en conflicto. En la actualidad, podemos observar cómo los usuarios de las redes sociales incorporamos contenido fotográfico, publicaciones que brindan datos sobre las actividades que estamos realizando o vamos a realizar, con quiénes nos encontramos en ese momento, localizaciones en tiempo real y mucha más información que tiempo atrás se relacionaba con el ámbito de la vida privada. Es necesario destacar el hecho de que la mayoría de los usuarios (sobre todos aquellos que nacieron en la era de pleno desarrollo de las redes sociales) somos inconscientes de la cantidad de información que brindamos, a quién llega y qué intenciones podrían tener quienes la reciben. 

    Las transnacionales están sedientas de consumidores, y no casualmente sus mayores inversiones están dirigidas al espacio virtual. Gran parte de la información que aportamos (in) voluntariamente, luego almacenada, sirve para establecer preferencias y parámetros de consumo de cada usuario, que les permiten a las empresas elaborar publicidad personalizada, con una efectividad que pocos pueden resistir. En este punto, no somos más que clientes potenciales. 
   
    Con la excusa de prevenir el terrorismo, gobiernos con ambición omnipotente (y la suficiente prepotencia para realizarla) como el estadounidense, se atribuyen el derecho de espiar las redes de información y penetrar hasta el punto más recóndito en la vida de cada usuario, como medida necesaria para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Ello nos convierte en terroristas potenciales.

"Tu vida entera está en línea".


    Todo esto, por otro lado, da cuenta de la radicalización de la noción de información que, a partir de diversas prácticas vinculadas a los avances tecno-científicos, telecomunicaciones y demás, se resignificó de tal manera que actualmente resulta casi imposible no inteligir el universo en términos informáticos. El ser humano, por ende, también es información.
   
    Las relaciones de poder capitalistas penetraron en la tan mentada ágora virtual. Es apremiante desenmascararlas  y conocer las operaciones ocultas detrás de los atractivos escenarios digitales en que nos movemos día a día. Hay un acuerdo tácito al cual accedemos en el momento que navegamos sitios: ceder la privacidad. Si bien las posibilidades de actuar para romper ese pacto impuesto son ínfimas, debemos, al menos, tomar conciencia de estos nuevos mecanismos de control. 



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10 comentarios:

  1. Muy buen artículo. Me gustó y me sirvió mucho, trata varias patas de un tema muy interesante. Además es muy claro y llevadero de leer, destaco esta frase: "Es necesario destacar el hecho de que la mayoría de los usuarios (...) somos inconscientes de la cantidad de información que brindamos, a quién llega y qué intenciones podrían tener quienes la reciben" porque se habla desde el "yo" y eso también está bueno.
    Tiene mucha info, videos, citas, muy bueno!

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  2. Lo interesante de esta nota es lo paradójico de advertir sobre el tráfico de información en la misma red, y es la venganza del capitalismo que en un mismo envase nos vende el crimen y la expiación, así como comprando un agua mineral salvas un bosque a la vez... Pero está bien, y a seguir replicando. Al sistema se lo vence con sus mismas herramientas. Y lo verdaderamente importante no circula por acá....

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  3. La vigilancia y el avallasamiento a la privacidad no son nada nuevos a mis oídos, y el análisis desde miradas filosóficas como la de Foucault y Deleuze es muy interesante en tanto formas de coacción social, pero hay que tener cuidado porque tienen implicancias muy grandes y tomarlas a la ligera puede ser algo imprudente.

    El tema está muy cerca del ámbito político, en donde es totalmente censurable la acción de gobiernos interventores como el de EEUU. Pero, a un lado de eso, lo más importante a mi criterio es la falta de conciencia de lo que publicamos en redes que son de acceso masivo, pues muchas personas suelen publicar cosas de las que luego se arrepienten (cómo mostraba la imagen del hombre verde).

    Me abstengo de dar una opinión política al respecto porque sería muy extenso.


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  4. El ensayo se entiende con facilidad y es bastante llevadero.
    Lo que no pude distinguir claramente es cuál es la pregunta o problema inicial (la cual al final debe ser respondida al final).

    Mi crítica (Antonella me pidió que lo leyera) es que el texto parece descriptivo, mientras que un ensayo supone más interrogantes y reflexiones que información... pero destaco que es muy informativo y pedagógico.

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  5. Viendo las preguntas iniciales : "¿Qué estás haciendo? ¿Qué estás pensando? ¿Dónde estás? ¿Con quién estás? ¿Qué vas a hacer hoy? " es como que se te corre un telón dejándote casi como viniste al mundo ! porque efectivamente todas esas preguntas transcurren por el face y efectivamente lo que sentí al leerlas y antes de llegar a la parte que habla de la 3 pantalla, fue eso, un control enmascarado bajo la buena onda de conectarte y brindarte opciones "supuestamente mejores" a las que te están pasando...No sé si somos del todo inconscientes de que estamos volcando información de nuestras vidas privadas a una masa de gente que ni siquiera conocemos, que ponemos cosas que antes eran del ámbito privado y se compartían en la reunión física con el otro... Fijate, se compartía con poca gente pero en un momento de reunión, de diálogo, y de presencia física de esos pocos; ahora, compartimos un álbum de fotos privadas con un colectivo de gente que ni siquiera conocemos desde la soledad de la relación entre el individuo y la PC...alrededor nadie...Ahora bien, ¿desconocemos realmente que toda esa información la podría estar viendo y utilizando cualquier persona para cualquier fin? pienso que consciente o inconscientemente una gran cantidad de personas lo sabemos y sin embargo nos seguimos relacionando con estas nuevas formas virtuales de vínculos despersonalizados...no solo las redes sociales y los mails, también supongo que debe ocurrir lo mismo con la utilización de los Home banking...siempre me queda la sensación que me están vigilando los movimientos personas ajenas al banco que estoy trabajando con este sistema... Pero bueno, me pareció interesantísimo el texto y los videos realmente muy buenos, el waze (que me enteré por este video de qué se trata) me parece de terror, eso de ir diciéndote por qué camino van tus conocidos !!!control, control, control , control, y el otro del "adivino" realmente pega fuerte !! es excelente!! se debería difundir masivamente ! al menos que los que no lo saben que se enteren y lo que lo sospechamos que pasa, nos haga repensar sobre utilizar esta herramienta de las redes sociales de la mejor forma posible, ya que por supuesto, es una tecnología sumamente valiosa con mucho poder desde lo comunicacional (bien entendida) que no deberíamos dejarla de lado utilizándola adecuadamente.

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  6. Creo que escribir, problematizar, difundir info etc sobre este aspecto de las redes sociales es más que nada importante para poder utilizar sus caracteristicas para nuestros propios fines :difundir la tarea de grupos autogestionados, actividades culturales, hechos artísticos y demás . Aprovechar su poder de difusión masivo y gratuito, pero sin olvidar que son un producto más del capitalismo y no un campo real para la acción política.

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  7. Creo que el texto es muy bueno en tanto entrelaza información de una temática vigente con la palabra de autores harto destacados. Creo que el "mundo virtual" ya no debe ser llamado así, caducó. Esta línea entre lo virtual y lo real, desde mi punto de vista, es tan difusa como nula. Tiene que ver un poco con esos pares opositivos que se hace mención. Lo deja en claro también la frase de que "El ser humano, por ende, es información"; lo que varía es el "soporte" en que nos comunicamos, pero todo en el marco de una "realidad" construida a partir de diferentes modos de intervención, de expresión.
    Por otra parte, no le tengo temor a esta "sociedad de control" en particular, porque ya no nos es desconocida. Podrán estar leyéndonos constantemente o escuchándonos mientras hablamos por celular, pero bueno, no viene mal un "vete al diablo, yankee motherfucker" bien irónico. Somos parte de este mundo y jugamos el mismo juego; algunos se dan cuenta, otros no, están los que lo niegan y los que no le dan pelota como mi abuela.
    Incluso no todo está en esa "virtualidad". Si no el Waze ayudaría a los pusilánimes que se tragan las punteras de Paraná o a qué calles alternativas hay que acceder para evitar los pozos.
    La discusión va a continuar. Debe continuar. Lo digital ya no es eso ajeno que avanza complementario, si no que es tan parte de todos como inherente.

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  8. Me resultó un articulo realmente interesante que aborda preguntas cotidianas para quienes usualmente empleamos los medios virtuales de comunicación. Qué pasa con toda la información que volcamos? quienes realmente pueden acceder a ella? Facebook propone un sinfín de mecanismos para proteger nuestra privacidad de personas que conocemos y no queremos husmeando en nuestra vida, sin embargo, no nos da una pista de qué pasa con la potencial información que circula por la red. Son debates que deben multiplicarse puesto que permiten entender un poco más el mundo virtual, en el cual nos movemos, muchas veces inconscientes de estar pasando por él.

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  9. Excelente.
    FELICITACIONES.
    Hasta Borges,se hubiera sentido en el paraíso con esta publicación,ya que es lo más parecido a una biblioteca. Hay intertextualidad. Un ''texto tour'' por varios autores.
    Muy actual la temática. Es más, diría que es para mañana. Obra como conocimiento de una problemática presente, y como una advertenia a futuro, a la vez.
    Justamente, vi publicidades premiadas en Europa, en un festival internacional -LION'S-, en el que dos de las galardonadas versaban sobre la vulnerabilidad de seres humanos cuando sus''datos privados'' se hacían ''públicos'', y eran manipulados.
    Debería haber una advertencia al estilo ''todo que usted diga''... y o haga -virtualmente- puede ser usado -realmente- en su contra.

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